PostData, por Rita Kratsman

  Por Rita Kratsman
 


...son pruebas de motivación y ahondan en el entendimiento, demuestran cosas, cambian vida y reordenan la historia. Hubo un tiempo en el que el mundo funcionaba gracias al correo.
Las cartas desempeñaban la función de lubricante en la interacción humana y propugnaban la dispersión de ideas.
Fueron canal callado de lo banal y lo valioso: la hora a la que llegaríamos a cenar, el relato de un día fantástico, las más emocionadas alegrías y penas del amor. En aquel entonces debía de ser impensable un mundo en el que la correspondencia no se valorase, o se desechara sin más. Un mundo sin cartas sería ciertamente un mundo sin aire que respirar".
Simón Garfield, traducción de Miguel Marqués
Si bien éste no es un blog que está en contra del correo electrónico, vale la pena señalar cuánto significó para muchos, el recuerdo del sonido que hacía una carta al deslizarse bajo la puerta, esperada o no, el tiempo de inquietud hasta ser abierta y para ello encerrarse en un lugar seguro, aislado de cualquier ruido que pudiera interrumpir la concentración en la lectura del remitente y sus palabras. Sólo la llegada de una carta podía despertar una ilusión inagotable.

 
La desusada caja de zapatos forrada quizás en un papel singular servía de cofre donde las cartas se apilaban celosamente, soportando mudanzas y generaciones. Asimismo el murmullo de su búsqueda en armarios y rincones, cajas y latas o valijas guardadas en algún altillo, constituyen un centro compacto de ensueños.

Y en cuanto a las cartas de las grandes figuras de la Literatura, la Filosofía y la Ciencia, además de poner al descubierto cuestiones biográficas, contienen un marcado valor literario. De modo que las cartas, a veces nos ilustran mucho más, que las ideas desprendidas de sus libros. Y hay razones importantes para creer que van cobrando mayor interés para la literatura, cuando mayor conciencia de su condición de escritor tiene quien las redacta, dice Saer.
 
Para continuar leyendo, cliquear sobre este link: PostData

***

2021
 
 
 
La escritura epistolar constituyó en Felisberto Hernández, una necesidad imperiosa a raíz de la distancia generada por sus viajes como intérprete de piano, y aun mucho después, cuando se encontraba en París por una beca.
Esta correspondencia revela una actitud parecida a la de un diario personal, dando lugar a una verdadera exploración de sí mismo a través de la escritura. En consecuencia, se trata de un resultado para-literario, donde se permite ver al artista en un contexto no habitual.
Un espacio donde se dan cabida sueños y deseos con un lenguaje alegórico y vocablos inventados como una forma lúdica de intercambio casi a modo de liturgia, en otras palabras, un epítome de cartas rico en guiños y complicidades. Por lo tanto, lo que el destinatario conoce es lo no dicho por sabido, porque al usar el silencio el autor emplaza directamente el vacío verbal. No por eso deja de originarse una suerte de puntillismo que deviene de la espiral infinita de recuerdos, vértigo de una poética que atraviesa todos los matices.
Las cartas, en definitiva, constituyen un puente tendido en soledad para mencionar secuencias del pasado, describir miniaturas, establecer ritmos narrativos y hasta ensayar en el sentido musical del término, su fascinación por el detalle: reflejos, penumbras, pliegues de cortinas, tonos que caen bajo su mirada como si los leyera en una partitura. De manera que las cartas no podrían separarse de su corpus literario.
Paulina Medeiros, Jules Supervielle, César Tiempo, Reina Reyes, críticos y poetas del siglo XX, y la familia misma del autor, son los destinatarios de una fluida correspondencia, a través de la que el escritor muestra abiertamente su posición crítica del arte, en especial contra los dogmas reinantes, una postura que denota su defensa por la libertad del autor.
Por último, la correspondencia en su conjunto, deja eso, una evidente sensación de que la vida es literatura.
 
Para continuar leyendo, cliquear sobre el enlace PostData

 
***
 
 
Rilke sostuvo que sus encuentros con Lou podían cambiar radicalmente su angustia, así es que las cartas contribuyeron notablemente a la superación de sus constantes inquietudes. Su mirada expectante ante cualquier estímulo de la naturaleza le fue relatado y descrito en todos sus detalles casi con la ingenuidad de un niño, como si aún no hubiera logrado a sus 39 años ser el adulto que los convencionalismos de cualquier sociedad llega a imponer.
 
 

 


Yo soy, tú el ansioso. ¿No me escuchas

volcándome sobre ti con todos mis sentidos?

Mis sentimientos, que han hallado alas, dan vueltas

como aves blancas alrededor de tu rostro.

Y mi alma -¿no puedes verla ahí

erigida frente a ti en una túnica de silencio?

¿Acaso mi plegaria de primavera

no madura en tus ojos como en un árbol?



Si tú eres el soñador, yo soy tu sueño.

Pero si eliges estar despierto, yo soy tu voluntad

y me convierto en el maestro de toda la majestad

y redondeo la perfecta quietud como una estrella

que brilla encima de la remota ciudad del tiempo.


-Rainer M. Rilke del Libro de las horas-
 
 
Para encontrar más, cliquear sobre el enlace: PostData

 ***
 
 
Los textos de Svevo sobre Joyce, así como la correspondencia reflejan la conmovedora amistad entre ambos escritores, marginados por la crítica y la ceguera de los editores. Durante su estadía en Trieste, Joyce lee la obra de Svevo y lo ayuda a difundirla apelando a sus contactos en Europa con el objetivo de interesarlos en su obra. En 1926 estalla entonces “el caso Svevo” y desde Francia se proclama la aparición de un gran novelista dando fin a décadas de silencio.
 
 

Italo Svevo, seudónimo de Ettore Schmitz, nace en Trieste en 1861, de padre judío alemán y madre italiana. Sus dos primeras novelas, Una vida (1893) y Senilidad (1898), tuvieron una recepción desalentadora por parte de la crítica italiana. Esta indiferencia lo deprime intensamente y pasa veinte años sin escribir, dedicándose al comercio. Para esta actividad necesita perfeccionar su inglés y decide tomar clases con un joven profesor recién llegado a Trieste: James Joyce. Entre ellos habría de surgir una cálida amistad. Joyce debe insistir para que Svevo le deje leer sus dos novelas olvidadas, y Senilidad lo entusiasma hasta el punto de aprenderse fragmentos de memoria e incita a su amigo a seguir escribiendo. Años después, un segundo acontecimiento decide a Svevo a retomar la escritura: el descubrimiento de las obras de Freud, a quien habría de traducir por primera vez al italiano. Así aparece La conciencia de Zeno (1923), su obra cumbre, que no tiene ningún éxito inicial. Joyce escribe entonces a críticos franceses para interesarlos en la novela. En 1926 estalla "el caso Svevo" y desde Francia se proclama la aparición de un gran novelista dando fin a décadas de silencio.

Los textos de Svevo sobre Joyce, así como la correspondencia reflejan la conmovedora amistad entre ambos escritores, marginados por la crítica y la ceguera de los editores.
 
Para continuar leyendo, cliquear sobre el enlace: POSTDATA
 
 
***
 


Después de una cura en Merán, en 1920, Kafka había comenzado una correspondencia con Milena Jesenská, traductora checoslovaca, espíritu apasionado y de gran talento. Esta correspondencia marcó el tiempo de un amor torturado, tanto por el propio Kafka como por los obstáculos de Milena quien se hallaba unida a un esposo indiferente, situación que la dejaba más de una vez en un estado de soledad.
 
Para continuar leyendo, cliquear sobre este enlace:  PostData
 
 
 
 
***
 
  2020
 

                                                                                   Boris Pasternak

A principios de 1926 se dieron ciertas condiciones- fortuitas y en más de un aspecto asimismo trágicas- a partir de las cuales tres grandes poetas europeos mantuvieron una particular correspondencia a la que podríamos dar el nombre de “lírica epistolar”.

BORÍS PASTERNAK - RAINER MARÍA RILKE – MARINA TSVIÉTAIEVA ...
  
Para continuar leyendo, cliquear sobre este link: PostData
 
****************************

                                                                                                                               Antonio Gramsci                                                                        
                      Pier Paolo Pasolini

¿Cuántas veces me he preguntado si era posible ligarse a una masa cuando no se había querido a nadie, ni siquiera a la propia familia, si era posible amar a una colectividad cuando no se había amado profundamente a criaturas humanas individuales. ¿No iba a tener eso un reflejo en mi vida como militante? ¿No iba a esterilizar y a reducir a un mero hecho individual, a puro cálculo matemático, mi cualidad de revolucionario?

Para continuar leyendo, cliquear sobre este link: PostData 
 
 ****************************
   
En estas cartas, que pueden leerse como diario personal, autobiografía y cuaderno de bitácora de sus libros, se asiste a la creación de un estilo inconfundible. Con curiosidad permanente, Cortázar da cuenta de todos los aspectos de sus actividades como escritor, de sus desvelos políticos y sus vaivenes personales, hace el balance del día, opina sobre lo que lee, lo que escucha y lo que ve, relata sus andanzas como traductor, como militante revolucionario o como defensor de los derechos humanos.

Sentada en el bar Cortázar basado en la figura del autor y recientemente inaugurado, en un día de copiosa lluvia, fue que descubrí este refugio musical y literario. Las paredes ilustradas con un recorrido por su historia y retratos en Buenos Aires y París; imágenes de sus libros y frases emblemáticas de sus novelas y con biblioteca al fondo de la sala, despertaron el deseo de volver a ciertos textos. Llovía sin intermitencia, la mesa junto a la ventana y con jazz de fondo intensificaba la sensación de un tiempo infinito en ese reencuentro con el escritor.

Entonces pregunté si se podía leer alguno de esos libros y fue así que di con el ejemplar donde figuran algunas de las cartas entre Julio y Alejandra.

La carta publicada en esta página, pertenece al tomo 3 de cinco volúmenes de cartas que abarcan un período comprendido entre 1965 y 1968 de la correspondencia cortaziana, publicados por Alfaguara.

Odio las cartas literarias, cuidadosamente preparadas, copiadas y vueltas a copiar; yo me siento a la máquina y dejo correr el vasto río de los pensamientos y los afectos, escribió Julio Cortázar en 1942 como una declaración de principios.

Para continuar leyendo, cliquear sobre este link: PostData
 
 ****************************

 PostData

Ted Hughes

Hay también una poesía en forma de cartas, dice Juan J.Saer en El Concepto de ficción* acerca del procedimiento epistolar, agregando más adelante... En la poesía epistolar se quiere que la experiencia ya haya pasado o bien que haya una distancia entre la experiencia y la palabra.

Estas cartas-poemas que Ted Hughes (1930-1998) escribió, resultaron ser el último libro que publicó en vida. Están dirigidas a la poeta Sylvia Plath que aunque en el texto nunca se la nombre explícitamente, constituyen el análisis, la confesión o el diálogo que Hughes establece con quien fue su mujer y a quien conoció en 1956.

A menudo, el diálogo que sostienen Hughes-Plath se establece en el punto en que muchos temas y títulos de las Cartas se corresponden o tienen el mismo título que textos o poemas de Sylvia Plath.
La forma epistolar se convierte en este libro en un extraordinario conjunto de poemas sin la pretensión de ser otra cosa. Y constituye por otra parte el único testimonio que él dio de su relación y de las dramáticas circunstancias en que ambos se vieron sumergidos.
De modo que volvemos al poema en la correspondencia, donde lo poético predomina más allá de lo puro anecdótico y si bien el mundo real es su asidero pleno de sugerencias fatales con respecto a su propio destino, caos, azar y gracia conforman un todo para no reconocer directamente la crudeza. De modo que el autor se propone demostrar simbólicamente cómo en la quietud de un hábitat puede desatarse una realidad difícilmente aceptable: abismo que separa al hombre del mundo y sin embargo con ello se convive.


*Sobre el procedimiento epistolar en El concepto de ficción, (Seix Barral, 2004)
.

Para continuar leyendo, cliquear sobre este link: PostData
 
 ****************************
 
 
Celan-Bachmann
 
Ingeborg Bachmann y Paul Celan, importantes poetas en lengua alemana de la segunda mitad del siglo XX, se encuentran en la primavera de Viena en 1948. Al poco tiempo de conocerse, Paul Celan le dedica el poema “En Egipto”, con el que inaugura un intercambio epistolar íntimo y apasionado que se extiende durante más de quince años. Correspondencia donde se despliegan en tono confesional, las dudas y reflexiones acerca de la escritura, el desasosiego, los grandes temores y desencuentros. La relación entre ellos fue amorosa e intelectual, aunque se vio interrumpida cuando las crisis psíquicas del poeta se fueron agudizando.
Las casi doscientas cartas reunidas en Tiempo del corazón permiten reconocer en tono confesional, las reflexiones de ambos sobre la literatura, las tensiones con la propia escritura, las relaciones con escritores y críticos de la época, las distancias, y los grandes silencios significativos.
Éste, a pesar de los desencuentros fue un diálogo de amor después de Auschwitz así como de los desafíos de una generación que quedó desolada y en estado permanente de sobresalto aun con el recurso del lenguaje y la búsqueda continua de una palabra que reemplazara la pérdida.
 
Para continuar leyendo, hacer click en este enlace:  PostData
 
 ****************************
 
 
 

Víctor Shklovski
 
 
El amor negado o el no amor es el punto de partida de la relación epistolar entre un hombre y una mujer en el Berlín de los años 20. Estas cartas nacidas de una prohibición están repletas de observaciones sobre la vida de entre guerras en Rusia y Alemania del círculo intelectual de emigrantes, con figuras de la talla de Roman Jakobson y Boris Pasternak. Incluyen además hermosas reflexiones sobre el arte y la literatura, pero sobre todo hablan de aquello de lo que no debían hablar: de amor.
 
 
ALGO ACERCA DE SU TEORÍA

Shklovski, figura fundamental del movimiento formalista, le dio un nuevo concepto a la forma, considerando que ésta era una entidad dinámica con contenido en sí misma. De acuerdo a esta idea, en el arte se articulan una serie de procedimientos destinados a hacernos sentir la forma, creando así una nueva experiencia de percepción de los objetos; teoría volcada en su artículo-manifiesto El arte como artificio, entendiéndose como artificio la palabra “procedimiento”. La actitud de Shklovski se opone ostensiblemente a la de los simbolistas y futuristas, sostienendo que los objetos son percibidos por el hombre de un modo automatizado, sencillo, aunque se modele la realidad a través del lenguaje sustituyendo la cosa nombrada por un nombre. Esto implica que lo habitual no lo vemos sino que lo reconocemos. De modo que la noción de "artificio" toma una importancia significativa, ya que la lengua poética tiene precisamente esa característica. Y según el autor llamamos objetos estéticos a todo objeto creado mediante una serie de procedimientos que aseguran la percepción estética. En esencia, la automatización del lenguaje cotidiano se opone a la desfamiliarización del lenguaje artístico, ofreciéndonos una nueva percepción de los objetos, vale decir que este concepto, remite a una ruptura inesperada con lo previsible en aras de una intencionalidad poética.
Por lo tanto, la relación con el mundo exterior, rechazada como "imitación" de la estética romántica, vuelve aquí como una relación más instrumental: el arte como revelación del mundo.
 
Para continuar leyendo, cliquear sobre este enlace PostData 
 
 
 ****************************
 
 
Correspondencia a cuatro manos que revela no solo el proceso creativo de dos maestros, sino la fuerza emocional de una amistad arraigada en el movimiento artístico que definió a toda una generación. Intercambio cultural que expone dos autorretratos unidos por un mismo delirio.

 


Te estoy hablando a ti.
¿Dejarás que tu vida emocional sea dirigida
por la revista Time?
Estoy obsesionado con la revista Time.
La leo cada semana.
Sus portadas me ven cada vez que paso
por el quiosco de la esquina.
La leo en el sótano de la Biblioteca Pública de Berkeley.
Siempre me está hablando de responsabilidad. Los hombres
de negocios son serios. Los productores de cine son serios.
Todos son serios menos yo.
Se me ocurre que soy América.
Estoy hablando conmigo mismo de nuevo.
 
Allen Ginsberg, Fragmento de su poema AMÉRICA

Para continuar leyendo, cliquear sobre este enlace  PostData
 

****************************
Se hallará en estas cartas la constante preocupación de lo cotidiano pero también detalladas referencias que sacuden al grupo surrealista, del que Eluard fue uno de los principales protagonistas.



En las grandes historias de amor todos encontramos nuestra propia historia. Así ocurre con estas cartas. La crítica literaria, que se apoderará de ellas, nos dirá cuánto tenemos que saber sobre su relación, manifiesta o secreta, con el resto de la obra. Pero nosotros, lectores, encontramos un hombre que nos dice insistentemente que “sin el amor, siempre ha estado todo perdido”.
 
De modo que un recorrido amoroso jalonado, como éste, de cartas cuyas respuestas no conocemos es tan incompleto como un sendero en el bosque del que sólo se encontrarán ocasionales indicios.
Pero estas cartas son, por encima de todo, cartas en las que un hombre habla de amor. De amor físico, para empezar. A diferencia de la costumbre habitual, generalmente castradora, esta publicación añade un color erótico a la obra y la vida de un poeta. No es la primera vez. Ya no nos extrañamos de que los poetas tengan una vida sexual, de que hablen de ella, y hablen bien. Hace ya tiempo que se admite que un personaje público nos debe su intimidad, sus deseos, sus obsesiones, sus sueños... los rodeos de un corazón que él mismo ignora.
 
Gala sobrevivió treinta años a Eluard. Durante treinta años conservó esta correspondencia, incluso los telegramas y las tarjetas postales...ella que se decía enemiga de todo recuerdo. ¿Releía las cartas? No lo sabemos. Quizá las había olvidado. Mientras se vive, puede haber una tendencia a descuidar los propios vestigios. Es la muerte la que da peso a las palabras. Hoy sólo quedan estas huellas de ausencia, fragmentos más duraderos que dos cuerpos enterrados.

-Jean-Claude Carrière-
 
Para continuar leyendo, cliquear sobre este enlace PostData
 
 ****************************

No hay comentarios.:

Publicar un comentario