El Infinito Viajar, por Selva Dipasquale y Rita Kratsman

 Por Selva Dipasquale y Rita Kratsman

El Infinito Viajar convoca desde el año 2016 a escritores y artistas para que reflexionen sobre el procedimiento y la relación del cuerpo y la obra al momento de crear. 

 

2021

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 LILIANA PONCE


 

"No sé si puedo separar el cuerpo de la mente aunque creo que el dolor, de cualquier índole, y la enfermedad marcan más que la felicidad o la alegría. Sin embargo, se trata sobre todo de la atención, volverse sobre sí, escuchar ese plano inconsciente que puede cruzar presente y memoria, sensaciones e imágenes. 

El viaje, que justamente da título literal y metafórico a este espacio, tiene para mí una fuerza especial. Por eso, entre mis lecturas predilectas, están los autores que escribieron sobre sus viajes, o desde el viaje como un punto de partida para su escritura. Cito a modo de ejemplo: Bashô y sus diarios de viaje, como el clásico Sendas de Oku; El eterno caminar de las Montañas Azules, de Gary Snyder; En el camino, de Jack Kerouac; Del caminar sobre el hielo, de Werner Herzog; los Diarios Indios, de Allen Ginsberg…"


La urraca

Deja los puños cerrados, la mano tensa
y quedan dentro los confites.
En el armario se arrinconan
los pedacitos de cosas frías, ya olvidadas,
y al dormir, sabe que también ellas están durmiendo
boca arriba, sin la esperanza de otra vida
fuera de las puertas.

Mi tesoro es guardar tesoros
que sólo yo entiendo –piensa.
Y las hojas y cajas beben en el volcán
la ceniza del tiempo
–pinzas, estatuillas, etiquetas–,
para que el rey cocodrilo llore o escupa.

Soy la urraca –dice–.
Busco cuidar lo que huye,
ese temblor, esa imagen,
lo fugaz y lo invisible.

Liliana Ponce

Continuar leyendo a Liliana Ponce en El infinito viajar 

 

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2020

ESTELA FIGUEROA

Comenzamos entonces con las palabras de la poeta Estela Figueroa (Santa Fé-Argentina): 
 
"Con respecto a la pregunta acerca de mi procedimiento para escribir contesto utilizando el extravagante y miserable léxico que usa la policía: desconozco.
Es como pretender, de noche, ver todo con la débil luz de una vela.
La poesía para mí pertenece al reino del misterio y es mejor que sea así.
Cuando un primer verso acude a mí, necesito llegar a mi casa, sentarme a la mesa. Escribo ese verso y dejo que todo fluya. Esto no es una técnica. Es mi destino."
 

Foto: Natalia Leiderman

 
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JUDITH FILC

Publicamos aquellas palabras de Judith Filc en El Infinito Viajar para que vayan conociendo o disfrutando su mundo poético.

 
"Salvo el primero, mis libros surgieron a partir de una idea englobadora. El otro lado tenía que ver con el lugar de la escritura: dónde nos ubicamos cuando escribimos; Resquicios, con la idea de que la vida urbana contemporánea está marcada por la presencia de personajes fronterizos (inmigrantes "ilegales", ocupas, personas que viven en la calle) que ponen en evidencia el proceso de pérdida de derechos en el que vivimos bajo el neoliberalismo. Vida en la tierra surgió a partir de pensar en la basura desde una perspectiva amplia, según la cual nuestras sociedades producen toda clase de desechos en grandes cantidades debido a la lógica capitalista de producción en masa y obsolescencia. Además, tratamos a sectores enteros de la población e, incluso, a pueblos enteros como basura: los consideramos descartables.
El libro en el que estoy trabajando ahora - que no es un poemario, sino un libro "entre-géneros" (o "des-generado", como diría Kevin Johansen) - tiene como punto de partida una reflexión sobre lengua y extranjería. Empezó a partir de mi experiencia personal de desarraigo, pero se fue ampliando para abarcar otras cuestiones, como la relación espacio-tiempo, la lengua de la locura como lengua extranjera, y la creación de fronteras internas que ubican a ciertas poblaciones del otro lado. Es una reflexión sobre lengua y memoria, sobre la relación entre lengua materna y lengua adquirida, sobre la experiencia de extranjería y la vida en el umbral.
En los tres casos, pasé mucho tiempo investigando antes de empezar a escribir, y ahora sigo leyendo y pensando a medida que escribo. Supongo que tiene que ver con el hecho de que, a pesar de haberme alejado de la universidad hace años (o, debería decir, que la universidad se alejó de mí) sigo sintiendo pasión por la investigación. Nunca me gustó demasiado escribir textos académicos. Incluso en mi época de docencia soñaba con escribir un libro que no tuviera que atenerse a las reglas de ese discurso. Eso es lo que estoy intentando hacer ahora: una mezcla de aforismos, micro-relatos, prosa poética y diálogos con otros poetas.
Otra cuestión que está siempre presente cuando tengo un libro nuevo en la cabeza es la de mi propia poética. No es intencional, tiene que ver con el proceso de reflexión sobre los temas, las ideas, las imágenes y con el proceso de construcción de los textos. La lectura de poesía me ayuda a encontrar el camino.
Yo creo que siempre escribí con el cuerpo. Para escribir un poema tengo que entrar en su mundo, ser su personaje. Pienso en la experiencia de lectura también como una experiencia física, porque la poesía y el arte que más me interesan son los que provocan una reacción que va más allá de la búsqueda de sentido y de un proceso de interpretación consciente. Por eso busco que los poemas sean pequeños mundos en los que el o la lectora se interne y, para crearlos, yo también tengo que internarme y vivir en ellos. Lo pienso como una especie de trance o de viaje. Para encontrar las palabras justas, tengo que estar ahí. Un texto que se me ocurre es "La palabra profética" de Maurice Blanchot, en El libro por venir."
 

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