lunes, 31 de agosto de 2020

Diego Roel, ganador del Premio Alegría.

El poeta argentino Diego Roel, oriundo de Temperley y residente ahora en la ciudad de Neuquén, resultó ganador por unanimidad del Premio Alegría con la obra "Andréi Rublev"

«Una exigencia fundamental: el poema debe estar exento de florituras, de adornos innecesarios. El poema debe evitar las efusiones sentimentales, la mera catarsis». Las palabras forman parte de una entrevista publicada en una web argentina de poesía y su autor, Diego Roel, acaba de sumarse a la nómina del veterano y prestigioso Premio Alegría del Ayuntamiento de Santander. El certamen, fallado ayer, otorgó el galardón por unanimidad al poemario 'Andréi Rublev', de Diego Javier Ordóñez Roel, de nacionalidad argentina, residente en la ciudad de Neuquén.

El premio reconoce la obra tras ser elegida entre los 745 originales presentados al certamen, y los ocho poemarios finalmente seleccionados. El jurado distingue la escritura del poeta argentino al considerar que su obra, 'Andréi Rublev', destaca por «su inteligente ingenuidad, su simplicidad dificilísima de alcanzar, su lirismo y sensualidad esenciales, y por sus reflexiones sobre el quehacer del arte».

El jurado quiso dejar constancia de que esta edición de 2020 ha sido la más brillante de los últimos años. Como es habitual, la obra ganadora se publicará en la Colección Adonáis a finales de año y la entrega del 'Alegría' se hará efectiva el Día de las Letras de Santander.

Diego Roel, poeta nacido en Temperley, provincia de Buenos Aires, en 1980 es autor de 'Padre Tótem/ Oscuros umbrales de revelación', 'Diario del insomnio', 'Cuaderno del desierto', 'Las variaciones del mundo', 'Los Jardines del Aire', 'Dice Jonás', 'Vía Lucis', 'Kyrios' y 'Las intemperies del mar'. Licenciado en Historia de las Artes visuales en la Universidad de La Plata, desde 2011 coordina el ciclo de lectura Cendra. Actualmente reside en Neuquén.

De su libro 'Padre Tótem', se ha dicho que «es la historia de un viaje desde el desamparo original hacia la conciencia de ese desamparo, es decir, hacia un despertar». También que en algunos casos sus obras representan un «desafío poco común», poemarios en los que transita a través de «versos muy potentes, que plantean lo maternal como una de las formas sagradas».

El autor argentino ahora premiado comentaba en la citada entrevista que la poesía «no busca el poder, en todo caso apenas busca develar lo que disimulan y ocultan las cartografías oficiales y las representaciones autorizadas. La poesía pone al descubierto las formas furtivas del orden. Pero no necesita levantar la voz, pregonar en las esquinas. No puede subordinarse a ningún fin».

Y sobre el presente y las diferentes formas de escribir aportaba en sus declaraciones una reflexión intensa: «Asistimos en nuestros días a una desvalorización de los sistemas de referencia tradicionales, a una peligrosa e inevitable indistinción entre realidad y representación. Está emergiendo, desde finales de los ochenta, una estética de la saturación, del exceso y de la inestabilidad. Estamos presos en el espejo encantado de la Red. Internet no hace más que simular un espacio mental libre, un espacio de libertad y descubrimiento». Y confesaba sentir «cierto recelo y desconfianza de la instantaneidad, de la ubicuidad y de la inmediatez que internet propone».

Cerca de un millar de obras han participado en los premios municipales' José Hierro', 'Alegría' y 'Tristana'.

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